México ha perdido 18 posiciones en el Índice de Transición Energética 2025 del Foro Económico Mundial, pasando del puesto 37 al 55, lo que refleja un debilitamiento en su avance hacia una matriz energética más limpia y sostenible. El informe señala un estancamiento en energías renovables, mayor dependencia del gas natural y falta de claridad regulatoria. Mientras países como Chile y Colombia mejoran sus indicadores, México enfrenta demoras en infraestructura y pérdida de inversiones. Aunque el gobierno ha anunciado nuevos proyectos con CFE y metas climáticas, expertos advierten que sin reformas estructurales y mayor participación privada, la recuperación será limitada.
Fecha:Friday 20 Jun de 2025
Gestor:ESCUELA ESGEP
Ciudad de México, junio de 2025. México ha descendido 18 lugares en el Índice de Transición Energética (ETI) publicado por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), pasando del puesto 37 en 2018 al 55 en la edición 2025. Este retroceso ha encendido alertas entre expertos del sector energético, ambientalistas y organismos internacionales, quienes advierten que el país está perdiendo competitividad y liderazgo en la carrera global hacia una matriz energética más limpia y resiliente.
El Energy Transition Index evalúa anualmente a más de 120 países en función de dos dimensiones clave: el desempeño actual del sistema energético (seguridad, sostenibilidad ambiental y acceso asequible) y su preparación para la transición a fuentes limpias. México ha mostrado un deterioro en ambos aspectos, siendo especialmente preocupante el estancamiento en el desarrollo de energías renovables, la dependencia creciente del gas natural y la debilidad institucional en la regulación y planificación energética.
“México ha perdido impulso en la inversión renovable y en políticas de transición. Su marco institucional necesita mayor coherencia y visión de largo plazo”, señala el informe del WEF.
Entre los factores que explican la caída de México en el ranking figuran:
Mientras México cayó en el índice, otros países latinoamericanos como Chile (puesto 31), Uruguay (24) y Colombia (42) mejoraron su posición gracias a marcos regulatorios estables, inversiones sostenidas en renovables y estrategias de transición energética con enfoque social y ambiental.
Chile, por ejemplo, aumentó su capacidad solar y eólica en más de 5.000 MW en los últimos tres años, y Colombia anunció recientemente el destrabe de 2,4 GW en proyectos renovables. En cambio, México ha cancelado licitaciones clave y ralentizado la expansión de su red eléctrica.
Diversas voces han reaccionado a este retroceso:
En respuesta, el gobierno federal ha anunciado que la CFE planea añadir 6.400 MW de energía renovable hasta 2030, incluyendo proyectos hidroeléctricos, solares y de ciclo combinado. También se contempla una inversión total de más de USD 22.000 millones para modernizar la red eléctrica nacional, aunque estos proyectos aún enfrentan barreras técnicas y de ejecución.
Además, se actualizó la Estrategia Nacional de Cambio Climático, comprometiéndose a reducir 140 millones de toneladas de CO₂ para 2030. Sin embargo, expertos consideran que sin un marco regulatorio competitivo y mayor participación privada, estas metas serán difíciles de alcanzar.
La caída de México en el Índice de Transición Energética del WEF no es solo un dato estadístico: es una señal de alerta sobre la necesidad de redefinir las políticas públicas del sector energético. En un contexto global donde la descarbonización se convierte en un factor clave de desarrollo económico, inversión y sostenibilidad, México debe reactivar su liderazgo energético con visión, innovación y compromiso intersectorial.