En abril de 2025, YPF anunció un cambio estratégico en su plan de exportación de gas natural licuado (GNL), descartando la construcción de una megaplanta terrestre valuada en 30.000 millones de dólares. En su lugar, optó por utilizar buques licuefactores, que ofrecen mayor flexibilidad operativa y menores costos iniciales, permitiendo una entrada más rápida al mercado internacional del GNL. El primer buque comenzará operaciones en 2027, con una capacidad de procesamiento de más de dos millones de toneladas anuales de GNL. Un segundo buque está planificado para mediados de 2028, ampliando el volumen exportable y diversificando los destinos comerciales. Esta decisión también evita conflictos con autoridades provinciales y simplifica las negociaciones logísticas y regulatorias. Sin embargo, presenta retos operativos, como el desarrollo de infraestructura portuaria adaptada y normativas de seguridad marítima específicas para actividades offshore
Fecha:Wednesday 07 May de 2025
Gestor:ESCUELA ESGEP
En abril de 2025, YPF anunció un cambio significativo en su estrategia de exportación de gas natural licuado (GNL). La empresa estatal descartó la construcción de una megaplanta terrestre de licuefacción valuada en 30.000 millones de dólares, optando en su lugar por la implementación de buques licuefactores para procesar y exportar el gas directamente desde la costa. Esta decisión marca un giro importante en el ambicioso proyecto que buscaba posicionar al país como un actor clave en el mercado global de GNL.
El proyecto original consistía en una planta de licuefacción en tierra que procesaría el gas extraído de Vaca Muerta. La infraestructura pretendía aprovechar una de las mayores reservas de gas no convencional del mundo, con vistas a su exportación a gran escala. Se preveía una inversión superior a los 30.000 millones de dólares y una capacidad de generación de divisas multimillonaria una vez en funcionamiento, estimado para 2030.
La modificación del plan estratégico respondió a varios factores técnicos, financieros y políticos:
Flexibilidad operativa: Los buques licuefactores permiten una respuesta más ágil a las condiciones del mercado internacional del gas. Su capacidad de ser desplazados y adaptarse a diferentes ubicaciones reduce la dependencia de un solo punto de procesamiento.
Menores costos iniciales: Frente a la costosa inversión de una planta terrestre, los buques presentan una alternativa más económica en el corto plazo, facilitando así una entrada más rápida al negocio de exportación.
Acceso a financiamiento: La menor escala inicial de los proyectos flotantes los hace más atractivos para el financiamiento internacional, al reducir el riesgo percibido por inversores y bancos.
Descompresión política: El abandono del emplazamiento terrestre evitó conflictos con autoridades provinciales y simplificó las negociaciones logísticas y regulatorias.
YPF formó una alianza con empresas privadas y armadoras internacionales para instalar buques licuefactores frente a la costa. El primero de estos buques comenzará operaciones en 2027 y tendrá una capacidad de procesamiento de más de dos millones de toneladas anuales de GNL, lo que equivale a una producción de más de 10 millones de metros cúbicos diarios de gas natural.
Un segundo buque está planificado para mediados de 2028, con una capacidad significativamente mayor, lo que permitirá ampliar el volumen exportable y diversificar los destinos comerciales. La elección de esta tecnología no solo permite una entrada temprana al mercado, sino que además reduce el plazo entre el diseño del proyecto y su monetización.
Este viraje estratégico ofrece múltiples beneficios para el sector energético nacional. Primero, permite convertir rápidamente los excedentes de producción de gas en ingresos por exportaciones. Segundo, introduce una tecnología innovadora que podría aplicarse en otras regiones del país. Y tercero, contribuye a posicionar a Argentina como un jugador emergente en el competitivo mercado del GNL.
No obstante, este modelo presenta retos operativos, como la necesidad de desarrollar infraestructura portuaria adaptada, normativas de seguridad marítima y protocolos ambientales específicos para actividades offshore.
Las provincias directamente involucradas en el proyecto han tenido reacciones mixtas. Mientras algunas autoridades celebraron la rapidez y eficacia del nuevo enfoque, otras lamentaron la cancelación de la planta terrestre, por el impacto que tendría en el empleo y la obra pública.
Asimismo, otras provincias con acceso al mar o gasoductos buscan posicionarse para atraer futuras inversiones similares, proponiendo iniciativas que van desde plantas modulares terrestres hasta esquemas de colaboración regional para maximizar los beneficios.
El uso de buques licuefactores puede representar solo la primera etapa de una estrategia a más largo plazo. Una vez estabilizada la operación y comprobada la rentabilidad del modelo, no se descarta que se retomen planes de instalaciones fijas en tierra, dependiendo de las condiciones del mercado, la demanda internacional y la evolución de los costos.
Además, esta modalidad permitirá evaluar mejor los mercados prioritarios, ajustar precios y afianzar acuerdos de suministro a largo plazo con países importadores. De esta forma, Argentina se incorporaría gradualmente a la cadena global de valor del gas, sin asumir desde el inicio los riesgos que implicaba el megaproyecto original.
El abandono de la construcción de la megaplanta de GNL y la adopción de una estrategia basada en buques licuefactores representa un punto de inflexión para la política energética argentina. Esta decisión pone en evidencia una adaptación pragmática a las nuevas dinámicas del mercado global, priorizando la flexibilidad, la eficiencia y la rapidez de ejecución.
Con esta medida, Argentina podría comenzar a exportar gas natural licuado en menor tiempo y con menor inversión, lo cual fortalecería su balanza comercial, impulsaría el desarrollo de su infraestructura energética y abriría nuevas oportunidades en el comercio internacional. Aun así, el éxito del plan dependerá de su ejecución técnica, de una adecuada planificación ambiental y del apoyo político sostenido.