En Roma, Eni (Italia) y YPF firmaron un acuerdo clave para el proyecto Argentina LNG, que contempla licuefacción flotante para exportar inicialmente 12 Mtpa y escalar hasta 30 Mtpa hacia 2030. Eni aportará su experiencia en FLNG, mientras Argentina construye la infraestructura necesaria, incluyendo gasoductos y terminales en el Golfo San Matías. Se anticipa que la inversión inicial alcance entre 5 000 y 7 000 millones USD.
Fecha:Friday 13 Jun de 2025
Gestor:ESCUELA ESGEP
En la ciudad de Roma se firmó un importante acuerdo de cooperación entre la empresa estatal argentina YPF y la energética italiana Eni. Este entendimiento se enfoca en el desarrollo de un megaproyecto de exportación de gas natural licuado (GNL), con el objetivo de convertir a Argentina en uno de los principales exportadores del mundo hacia 2030. La firma se llevó a cabo en un contexto de alta expectativa internacional por el potencial energético de Vaca Muerta.
Este nuevo acuerdo plantea una hoja de ruta clara. En la primera fase, se construirán infraestructuras esenciales, incluyendo gasoductos desde el yacimiento hasta el Atlántico y unidades flotantes de licuefacción, lo que permitirá procesar y exportar hasta 12 millones de toneladas anuales. La meta final es triplicar esa cifra y alcanzar los 30 Mtpa en la próxima década.
La sinergia entre ambas compañías es estratégica. YPF aportará el gas desde Vaca Muerta, una de las mayores reservas no convencionales del mundo, mientras que Eni facilitará la experiencia técnica, el financiamiento y el uso de tecnología de licuefacción flotante, una solución innovadora que permite reducir tiempos y costos en la ejecución.
Una de las grandes ventajas del acuerdo radica en la implementación de unidades flotantes de licuefacción de gas (FLNG, por sus siglas en inglés). Esta tecnología ya ha sido empleada en proyectos similares y permite evitar la construcción de grandes plantas terrestres. Las unidades estarán ubicadas en el Golfo San Matías, donde se construirá también un muelle de carga especializado.
En esta fase inicial, se contempla la utilización de dos buques FLNG, cada uno con capacidad para procesar 6 Mtpa de gas, lo que totaliza una capacidad de 12 Mtpa. Estas unidades serán capaces de operar en altamar, transformando el gas natural en líquido para su exportación inmediata a mercados en Europa y Asia, que buscan diversificar sus fuentes ante la inestabilidad de proveedores tradicionales.
Esta modalidad ofrece ventajas logísticas, ambientales y económicas. Al eliminarse infraestructuras terrestres, se reduce la huella ambiental del proyecto. Asimismo, se acortan significativamente los plazos de ejecución, lo cual es crucial para aprovechar la ventana de oportunidad que representa la demanda global de GNL en la actual transición energética.
La primera etapa del proyecto demandará una inversión estimada entre 5.000 y 7.000 millones de dólares. Este monto incluye la construcción de los buques FLNG, un gasoducto de interconexión con Vaca Muerta y un muelle de exportación. Con el avance hacia la capacidad máxima proyectada de 30 Mtpa, la inversión total podría superar los 10.000 millones de dólares.
El cronograma contempla que la primera decisión final de inversión (FID) se tome antes de que finalice el año. Las obras podrían comenzar entre 2026 y 2027, con las primeras exportaciones previstas para 2028 o 2029. El acuerdo contempla también la participación de nuevos socios estratégicos en fases futuras, ampliando el ecosistema del proyecto.
Este desarrollo se enmarca dentro del régimen de promoción para grandes inversiones aprobado recientemente. Este marco normativo asegura estabilidad fiscal, derechos de exportación por 30 años y reglas claras, lo que facilita la atracción de capitales internacionales interesados en financiar energía a largo plazo.
El megaproyecto se nutre del gas natural extraído de Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén. Este yacimiento posee reservas que permiten cubrir la demanda interna por más de un siglo y tiene un enorme potencial exportador. La capacidad de producción ha sido incrementada año tras año y ya se abastece a mercados vecinos como Chile y Brasil.
Gracias a sus características geológicas y su proximidad con la infraestructura existente, Vaca Muerta es uno de los campos más eficientes del mundo en producción no convencional. La proyección es que el 70 % del gas requerido por el proyecto de GNL provenga de esta cuenca en su fase inicial, con el resto proveniente de otras áreas en desarrollo.
La monetización de estos recursos a través de exportaciones en forma de GNL permitirá ingresos en divisas equivalentes a más de 12.000 millones de dólares anuales cuando se alcance el pico de 30 Mtpa. Esto posicionará a Argentina como un actor energético de primer nivel y un socio confiable en el suministro global.
La construcción de la infraestructura necesaria no solo genera divisas, sino que tiene un impacto directo sobre el empleo y el desarrollo regional. Se estima que miles de empleos directos e indirectos se crearán en Neuquén, Río Negro y otras provincias involucradas en la logística del gasoducto y las instalaciones portuarias.
Además, el proyecto estimula la participación de empresas proveedoras locales de bienes y servicios, generando cadenas de valor que amplifican el impacto económico. También se prevé una modernización de la red de transporte, carreteras y servicios en las zonas aledañas, mejorando la conectividad y la calidad de vida en comunidades cercanas.
Desde el punto de vista fiscal, las exportaciones de GNL permitirán al país mejorar su balanza energética. Ya en 2024 se alcanzó un superávit energético superior a los 5.000 millones de dólares, y con la puesta en marcha de este proyecto, se espera superar los 8.000 millones anuales, con un efecto estabilizador sobre el tipo de cambio y las cuentas públicas.
Si bien el proyecto tiene un alto potencial, también enfrenta importantes desafíos. Uno de los principales es la necesidad de garantizar marcos normativos estables y previsibles que aseguren la seguridad jurídica a largo plazo. La volatilidad política y regulatoria ha sido una barrera histórica en grandes inversiones energéticas en Argentina.
Desde el punto de vista técnico, la operación en alta mar de unidades FLNG supone exigencias importantes en materia de seguridad, mantenimiento y logística. La construcción del gasoducto desde Vaca Muerta hasta el litoral atlántico también requiere una planificación precisa, cumplimiento de estándares ambientales y la obtención de permisos adecuados.
Asimismo, será clave lograr la aceptación social del proyecto. Esto incluye el diálogo con comunidades locales, la protección del medio ambiente y el cumplimiento de metas de sustentabilidad. Argentina busca consolidar su perfil de productor responsable y respetuoso del entorno en un contexto global donde las exigencias ambientales son cada vez más altas.
La elección de Eni como socio estratégico no fue casual. La compañía italiana ha liderado proyectos de GNL con tecnología FLNG en África, particularmente en Mozambique y el Congo. Su experiencia en entornos de alta complejidad logística y técnica, junto con su capacidad financiera, la convierte en un socio idóneo para llevar adelante este desafío.
Eni también aporta credibilidad internacional. Su participación mejora el perfil del proyecto ante bancos multilaterales, aseguradoras y fondos de inversión, abriendo nuevas oportunidades de financiamiento. Además, garantiza estándares de calidad, eficiencia y cumplimiento que permiten ejecutar obras en tiempo y forma.
Desde una visión estratégica, Eni apuesta al gas como fuente de energía de transición en su camino hacia la neutralidad de carbono para mediados de siglo. Este proyecto encaja con su política de diversificación de suministro, fortaleciendo su presencia en América Latina y expandiendo su cartera de GNL en un mercado global cada vez más competitivo.
La creciente demanda mundial de GNL abre una ventana de oportunidad que Argentina está decidida a aprovechar. Con Europa buscando reducir su dependencia energética de Rusia y Asia en pleno crecimiento, la posibilidad de contar con un proveedor confiable y competitivo en el hemisferio sur cobra relevancia geopolítica.
Argentina LNG permitirá acceder a contratos de largo plazo, integración con mercados internacionales y participación en decisiones estratégicas sobre el futuro energético global. El país pasaría a ser un actor estructural en el mercado de GNL, con capacidad de negociación y proyección regional.
Este megaproyecto no solo redefine el perfil exportador del país, sino que sienta las bases para una matriz energética moderna, sustentable y orientada a las oportunidades del siglo XXI. Con visión, estabilidad y ejecución técnica, Argentina tiene ante sí la posibilidad de liderar una nueva era de desarrollo basado en el gas natural como recurso estratégico.